La próxima reforma tributaria que ha anunciado el Gobierno debe mejorar los elementos redistributivos del ingreso en Colombia.
Tanto América Latina como Africa se caracterizan por una alta concentración del ingreso, medido por el índice GINI (un más alto GINI significa una mayor desigualdad). Y dentro de los países de América Latina, Colombia es de los países que tiene ingreso más concentrado, como lo muestra el siguiente gráfico:
Son muchas las explicaciones de esta situación: la elevada concentración de activos, en especial de la tierra, el alto precio que deben pagar los pobres por bienes y servicios artificialmente protegidos por altos aranceles y por normas de competencia poco efectivas, constituyen una parte de la explicación. Pero también el sistema tributario colombiano tiene su parte de responsabilidad.
Normalmente, la política fiscal, a través de los impuestos o del gasto público, tiene entre sus objetivos producir una redistribución progresiva del ingreso. Sin embargo, como lo muestra un estudio del Banco Mundial (1), el sistema tributario colombiano no produce ningún efecto tributario: mientras los impuestos directos reducen el GINI en un punto porcentual, los impuestos indirectos lo elevan en la misma proporción. A pesar de que existe teóricamente una escala progresiva en el impuesto sobre la renta (que implica que quien gane más paga una mayor proporción de su ingreso), existen varios factores que disminuyen la posible progresividad del impuesto a la renta:
a) En Colombia se eliminó el impuesto a los dividendos en el año 1986. El argumento que se utilizó en su momento fue la necesidad de eliminar la “doble tributación”, que se producía porque la empresa pagaba impuestos, y también los accionistas cuando se distribuían los ingresos. En realidad, más que doble tributación, es más conveniente hablar de una distribución del impuesto entre la empresa y el accionista. Pero aún si se quería eliminar la supuesta doble tributación, hubiera sido mejor desde el punto de vista redistributivo, gravar los ingresos en cabeza del accionista. De esta manera, sus ingresos se acumulan , y éste paga una tasa correspondiente a su nivel de ingresos. Hoy en día, un pequeño accionista de Ecopetrol, o de cualquier sociedad anónima, paga la misma tasa impositiva que un gran accionista.
b) Existen numerosos exenciones, deducciones y descuentos tributarios que disminuyen la progresividad del impuesto, puesto que las personas que más los usan son precisamente las más ricas de la población. En una entrada anterior de este blog hicimos mención a algunas de estos “beneficios tributarios”.
c) Pese a las mejoras que se han presentado en los instrumentos de vigilancia de la DIAN, todavía los índices de evasión, tanto en los impuestos de renta, de ventas y de propiedad continúan siendo particularmente altos en Colombia (ver al respecto la Declaración del Director de la DIAN).
Ojalá que la propuesta de reforma tributaria que ha anunciado el gobierno sea realmente estructural y busque combatir todas estas fuentes de inequidad tributaria. Y ojalá que la Unidad Nacional opere efectivamente en el parlamento, e impida que los intereses especiales se atraviesen, como tantas veces lo han hecho en el pasado, para impedir que el país por fin tenga una reforma tributaria estructural y progresiva.
(1) Goñi E., López, J.H. y Servén L. Fiscal Redistribution and income inequality in Latin America. Policy Research Working Paper 4487. World Bank, 2008. Los interesados lo pueden encontrar aquí.
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