Definitivamente, el año 2020
fue el peor para nuestra economía desde que se disponen de estadísticas. Ello
se refleja tanto en el comportamiento del PIB como en otro indicador un poco
olvidado: el Ingreso Nacional Disponible.
Una vez
publicados los datos del DANE sobre comportamiento de la economía en el año
anterior, así como los del Banco de la República sobre la balanza de pagos, es
posible realizar un ejercicio que ya he publicado en años anteriores (ver por
ejemplo aquí y aquí) : el comportamiento del Ingreso Nacional
Disponible. Repasemos brevemente de qué
se trata, empezando con su punto de partida: el Producto Interno Bruto (PIB).
El PIB mide la
suma de los valores agregados de las unidades productivas (por eso se llama
Producto) situadas al interior de las fronteras geográficas del país (por eso
se denomina INTERNO), sin descontar la depreciación o desgaste que sufran los
activos fijos que tengan las unidades productivas, el gobierno o los hogares (por
eso se denomina BRUTO). Si esta depreciación o desgaste se pudiera calcular fácilmente
[1],
estaríamos hablando de Producto Interno Neto (PIN). Ese valor agregado se traduce en ingresos
recibidos por los factores de producción: trabajo, que recibe salarios u
honorarios, capital, que recibe utilidades e intereses, y por el estado que
recibe impuestos.
Medido a pesos
constantes, es decir, aislando el efecto de la inflación, el PIB cayó el año
pasado en un 6,8%. Desde que tenemos estadísticas de cuentas nacionales (mediados
del siglo pasado), es la primera vez que se presenta una caída de esa magnitud.
En 1999, que es el otro año con crecimiento negativo, este había sido del 4,2%..
Dado el comportamiento de la población
calculado por el DANE (incremento del 2%,) eso significó una caída en el PIB
per cápita de 8,8%. Calculado en dólares
y teniendo en cuenta la devaluación del peso colombiano la caída en el PIB per
cápita fue de 14,8%.
- En primer lugar, una parte del PIB
corresponde a ingresos, no de personas residentes en el Colombia, sino en otro
país. Es el caso de las utilidades de las empresas extranjeras. También los
intereses que es necesario girar por concepto de la deuda externa, sea privada
o pública. Esto se compensa con la utilidades o intereses recibidos desde el
exterior, pero como puede imaginarse el lector, el monto pagado es en Colombia
superior al recibido. La explicación de esto radica en que es mucho mayor el
monto de las inversiones extranjeras en Colombia que el de las inversiones en
el exterior de los residentes nacionales.
Así mismo, como país somos un “deudor neto”, como consecuencia de lo
cual los intereses girados son superiores a los recibidos. Del PIB es necesario
entonces restar los “ingresos netos de factores del exterior (pagados menos
recibidos)”. En el año 2020 por ejemplo, estos ingresos netos fueron negativos (fueron
más los pagos que los ingresos brutos) en US$ 5.386 millones, o sea, 19,8 billones,
monto que resultó inferior en un 40% al del año anterior. Evidentemente, a las
empresas extranjeras que operan en Colombia les fue mal en cuanto a utilidades.
Por otra parte, las personas residentes en
Colombia recibimos transferencias del resto del mundo. En su gran mayoría,
corresponden a las remesas de los colombianos que trabajan en el exterior. El
monto neto recibido el año pasado por este concepto el año anterior fue de $8.723 millones, más o menos la misma cifra
del año anterior. Pero como consecuencia de la devaluación, en pesos esa suma significó un incremento del
12%. Tanto la caída en los ingresos
netos de los factores del exterior como el comportamiento de las remesas
contrarrestaron parcialmente los efectos de la caída del PIB
El PIB medido en
precios constante no tiene en cuenta los movimientos en los precios, por
definición. Quiere ello decir que, si en el 2019 se extrajeron en el país un
promedio de 763 mil barriles diarios, y la cifra siguió siendo la misma en el
2020, el PIB petrolero no aumentó ni disminuyó. Pero si los precios del
petróleo cayeron en el 2020, ello tiene unas consecuencias importantes, que no
son medidas por el PIB real.
Es necesario
tener en cuenta que los precios de los productos que exportamos o que importamos
cambian. Por ejemplo, los precios de nuestros productos exportados
(especialmente por los que le sucedió al petróleo y a otros minerales) cayeron en un 18% en el 2020
Los precios de los productos importados por Colombia son más estables. También
cayeron, pero solo en un 4,6%. En consecuencia, se produjo en el 2020 lo que
se denomina un “deterioro en los términos de intercambio” que hizo caer el
ingreso real de los residentes en Colombia, en términos de su capacidad de
compra.
El gráfico adjunto
muestra el comportamiento del ingreso nacional, partiendo del PIB, y después de
tener en cuenta todos estos ajustes.
Medido en términos per
cápita (gráfico adjunto) como es de esperarse, la historia es más triste. El ingreso
promedio del colombiano promedio fue en el 2020 un 8,3% más bajo que en el 2019.
El efecto de una caída
en el ingreso de los residentes en Colombia genera un efecto recesivo adicional
que se refleja en el PIB. Al disponer de
menores recursos, los hogares disminuyen sus niveles de gasto. Las empresas, a
su vez, previendo esa caída en la demanda, deciden no invertir en maquinaria o
equipo. La demanda interna baja, jalonando a su vez en esa dirección tanto el
PIB como el Ingreso Nacional disponible.
Este tipo de
situaciones es lo que justifica políticas expansionistas, tanto desde el punto
fiscal como monetario. En el primer caso, es necesario aumentar el gasto público,
así ello se traduzca en mayores déficit y endeudamiento. Ya habrá oportunidad más
adelante, en otras condiciones, de “apretarse el cinturón”. Obvio, en algún
momento habrá que hacerlo, que no se nos olvide. En cuanto a la política monetaria, el Banco de
la República ha mantenido bajas las tasas de interés de política en 1,75%. Al principio de la pandemia, dicha tasa
estaba en 4,25%. No está previsto que la
suba, dado el comportamiento tanto de la economía, como de la inflación, que
sigue en niveles históricamente bajos, en un 1.6% anual.
[1] Para hacer ese cálculo debidamente sería necesario
inventariar todos los activos fijos existentes, tanto públicos como privados,
valorarlos, y además de ello calcularse su vida útil. Tarea imposible, aun
cuando existen métodos indirectos de cálculo de ese “stock de capital” y de su depreciación.
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Trabajo en Préstamo personal