Es inevitable, aun para quien ha tratado de mantener este blog concentrado exclusivamente en temas económicos, referirse a los resultados de las elecciones del Domingo 30. Voy simplemente a hablar de dos de los temas polémicos que se están discutiendo en el balance de la jornada.
Las encuestas
Hay quienes opinan, como la Senadora Piedad Córdoba y el senador del Polo Jorge Enrique Robledo, que hubo una especie de complot entre los medios y las firmas encuestadoras para “inflar” al Partido Verde. También el candidato Santos había señalado que el fenómeno Mockus era producto de los medios. Ya viene la idea, por otra parte, de “reglamentar” aún más las encuestas, en lo cual coinciden tanto la izquierda (Robledo, en el programa radial Hora 20) como la derecha (María Adelina Covo, del Consejo Nacional Electoral).
Como cualquier procedimiento estadístico, las encuestas estás expuestas a errores. Más que ponerse a pensar en complots, es necesario tratar de comprender objetivamente lo que pasó. Es indudable que en la última semana, período en el cual por la llamada Ley de Garantías, está prohibida la realización de encuestas, se produjeron cambios importantes en la intención de voto del electorado. Pero ello no es suficiente como explicación. Las firmas encuestadoras deberían reconsiderar sus metodologías, especialmente la conformación de sus muestras. En un país tan heterogéneo como Colombia, 1500 personas entrevistadas por vía telefónica fija en las principales ciudades del país tal vez difícilmente pueden ser representativas de la totalidad de la población. Es necesario ampliar las muestras, tanto en número como en cubrimiento geográfico, así como hacerlas presenciales. Obviamente van a costar más, pero los medios que las financian van a tener que hacer el esfuerzo, si se aspira a que el país cuente con un instrumento muy útil de información. Dejo esa inquietud para los especialistas en temas estadísticos.
La Magistrada Covo sustenta su propuesta de reglamentación en el hecho de que “las encuestas conducen la opinión pública en Colombia”. Cualquier noticia, sea sobre el índice de seguridad, de precios, de desempleo, o sobre el pensamiento de los colombianos sobre su intención de voto, debe tener incidencia sobre la opinión pública. No podemos esperar menos en una democracia. Con el argumento de la influencia en la opinión se podría justificar cualquier censura.
Las encuestas son útiles para los ciudadanos, y también para los propios candidatos. Las tendencias reveladas en las encuestas motivaron por ejemplo a la campaña de Santos a un replanteamiento electoral, que indudablemente le sirvió. Y si se trata de afirmar que las encuestas condicionaron a los electores, la evidencia de los datos del domingo es en contrario. Llamo la atención que la propuesta de la Magistrada Covo tiene una connotación totalitaria: el Consejo Nacional Electoral (órgano especialmente político) pasaría a opinar sobre las preguntas. Ello llevaría a que un partido político pudiera vetar preguntas que considerara incómodas. La propuesta de “fijar unos días mínimos de diferencia entre medición y medición”, además de impedir la competencia sana entre firmas encuestadoras, puede traducirse en que el CNE termina escogiendo a quién le da autorización de hacer encuesta y a quién no. La encuestadora o el medio que más intrigue será la que obtenga el privilegio. Tendríamos otra versión de la Comisión Nacional de Televisión. Se van a convertir las encuestas en otra concesión estatal, como los canales.
Segunda vuelta.
¿Debe haber segunda vuelta? Algunos, especialmente dentro del uribismo, están proponiendo que se evite , por la vía de la renuncia de Mockus, utilizando el argumento de los costos de la jornada electoral. La Constitución, sin embargo (art 190, es muy clara :
“el presidente será elegido para un período de cuatro años, por la mitad más uno de los votos que, de manera secreta y directa, depositen los ciudadano… Si ningún candidato obtiene dicha mayoría, se celebrará una nueva votación….en la que solo participarán los dos candidatos que hubieren obtenido las más altas votaciones. Será declarado Presidente quien obtenga el mayor número de votos".
"En caso de muerte o incapacidad física permanente de alguno de los dos candidatos con mayoría de votos, su partido o movimiento político podrá inscribir un nuevo candidato para la segunda vuelta. Si no lo hace o si la falta obedece a otra causa, lo reemplazará quien hubiese obtenido la tercera votación, y así en forma sucesiva y en orden descendente”-
El propósito de la segunda vuelta no es otro que el de proporcionarle al presidente elegido la legitimidad clara consistente en el apoyo del 50% de los electores. No es posible entonces para Mockus renunciar. Si lo hace, se le podría acusar de exponer al país a una crisis institucional. Si ninguno de los otros candidatos opta por participar, ¿a quien podría proclamar legalmente como Presidente el Consejo Nacional Electoral?
En las elecciones del 2003 en Argentina el candidato Menem, que había obtenido el 22,2% de los votos en la primera vuelta, decidió retirase. Su actitud fue criticada por el candidato mayoritario Kirchner, quien sostuvo que la actitud de Menem “era una huída frente a la segura derrota electoral, sin importarle que ello afectaba las instituciones de la república”. Valga la pena señalar que en Argentina la Ley electoral SI establece que en caso de renuncia de uno de los dos finalistas… el otro aspirante será declarado presidente electo.
La “claridad del mandato” del ganador estará determinada por el tamaño de la diferencia entre los dos candidatos. Ello debería motivar a los electores de Mockus a participar activamente en la campaña, si aspiran a que su mensaje de transparencia en el manejo de los temas públicos continúe teniendo repercusión política, como en efecto la ha tenido hasta el momento.
Las encuestas
Hay quienes opinan, como la Senadora Piedad Córdoba y el senador del Polo Jorge Enrique Robledo, que hubo una especie de complot entre los medios y las firmas encuestadoras para “inflar” al Partido Verde. También el candidato Santos había señalado que el fenómeno Mockus era producto de los medios. Ya viene la idea, por otra parte, de “reglamentar” aún más las encuestas, en lo cual coinciden tanto la izquierda (Robledo, en el programa radial Hora 20) como la derecha (María Adelina Covo, del Consejo Nacional Electoral).
Como cualquier procedimiento estadístico, las encuestas estás expuestas a errores. Más que ponerse a pensar en complots, es necesario tratar de comprender objetivamente lo que pasó. Es indudable que en la última semana, período en el cual por la llamada Ley de Garantías, está prohibida la realización de encuestas, se produjeron cambios importantes en la intención de voto del electorado. Pero ello no es suficiente como explicación. Las firmas encuestadoras deberían reconsiderar sus metodologías, especialmente la conformación de sus muestras. En un país tan heterogéneo como Colombia, 1500 personas entrevistadas por vía telefónica fija en las principales ciudades del país tal vez difícilmente pueden ser representativas de la totalidad de la población. Es necesario ampliar las muestras, tanto en número como en cubrimiento geográfico, así como hacerlas presenciales. Obviamente van a costar más, pero los medios que las financian van a tener que hacer el esfuerzo, si se aspira a que el país cuente con un instrumento muy útil de información. Dejo esa inquietud para los especialistas en temas estadísticos.
La Magistrada Covo sustenta su propuesta de reglamentación en el hecho de que “las encuestas conducen la opinión pública en Colombia”. Cualquier noticia, sea sobre el índice de seguridad, de precios, de desempleo, o sobre el pensamiento de los colombianos sobre su intención de voto, debe tener incidencia sobre la opinión pública. No podemos esperar menos en una democracia. Con el argumento de la influencia en la opinión se podría justificar cualquier censura.
Las encuestas son útiles para los ciudadanos, y también para los propios candidatos. Las tendencias reveladas en las encuestas motivaron por ejemplo a la campaña de Santos a un replanteamiento electoral, que indudablemente le sirvió. Y si se trata de afirmar que las encuestas condicionaron a los electores, la evidencia de los datos del domingo es en contrario. Llamo la atención que la propuesta de la Magistrada Covo tiene una connotación totalitaria: el Consejo Nacional Electoral (órgano especialmente político) pasaría a opinar sobre las preguntas. Ello llevaría a que un partido político pudiera vetar preguntas que considerara incómodas. La propuesta de “fijar unos días mínimos de diferencia entre medición y medición”, además de impedir la competencia sana entre firmas encuestadoras, puede traducirse en que el CNE termina escogiendo a quién le da autorización de hacer encuesta y a quién no. La encuestadora o el medio que más intrigue será la que obtenga el privilegio. Tendríamos otra versión de la Comisión Nacional de Televisión. Se van a convertir las encuestas en otra concesión estatal, como los canales.
Segunda vuelta.
¿Debe haber segunda vuelta? Algunos, especialmente dentro del uribismo, están proponiendo que se evite , por la vía de la renuncia de Mockus, utilizando el argumento de los costos de la jornada electoral. La Constitución, sin embargo (art 190, es muy clara :
“el presidente será elegido para un período de cuatro años, por la mitad más uno de los votos que, de manera secreta y directa, depositen los ciudadano… Si ningún candidato obtiene dicha mayoría, se celebrará una nueva votación….en la que solo participarán los dos candidatos que hubieren obtenido las más altas votaciones. Será declarado Presidente quien obtenga el mayor número de votos".
"En caso de muerte o incapacidad física permanente de alguno de los dos candidatos con mayoría de votos, su partido o movimiento político podrá inscribir un nuevo candidato para la segunda vuelta. Si no lo hace o si la falta obedece a otra causa, lo reemplazará quien hubiese obtenido la tercera votación, y así en forma sucesiva y en orden descendente”-
El propósito de la segunda vuelta no es otro que el de proporcionarle al presidente elegido la legitimidad clara consistente en el apoyo del 50% de los electores. No es posible entonces para Mockus renunciar. Si lo hace, se le podría acusar de exponer al país a una crisis institucional. Si ninguno de los otros candidatos opta por participar, ¿a quien podría proclamar legalmente como Presidente el Consejo Nacional Electoral?
En las elecciones del 2003 en Argentina el candidato Menem, que había obtenido el 22,2% de los votos en la primera vuelta, decidió retirase. Su actitud fue criticada por el candidato mayoritario Kirchner, quien sostuvo que la actitud de Menem “era una huída frente a la segura derrota electoral, sin importarle que ello afectaba las instituciones de la república”. Valga la pena señalar que en Argentina la Ley electoral SI establece que en caso de renuncia de uno de los dos finalistas… el otro aspirante será declarado presidente electo.
La “claridad del mandato” del ganador estará determinada por el tamaño de la diferencia entre los dos candidatos. Ello debería motivar a los electores de Mockus a participar activamente en la campaña, si aspiran a que su mensaje de transparencia en el manejo de los temas públicos continúe teniendo repercusión política, como en efecto la ha tenido hasta el momento.
Comentarios
Julián González
El libro "Expert Political Judgment", de Philip Tetlock provee un soporte científico a las advertencias de esos dichos. Creo que es un verdadero "abre ojos".
POTEMKIN