La revista The Economist comenzó a publicar en 1986 una curiosa serie que tenía como propósito comprobar empíricamente la teoría de la paridad de poder de compra, para explicar el comportamiento de las tasas de cambio. Esta teoría afirma que las tasas de cambio entre las monedas de dos países se comportan de tal manera que, a largo plazo, los precios de los bienes transables (es decir, aquellos que son o que pueden ser objeto de comercio internacional) tienden a igualarse. Un país en el cual los precios (medidos por una canasta de bienes) son más baratos frente a los de su socio comercial, tendría una moneda con tendencia a revaluarse. La revaluación, recordémoslo, tiene como consecuencia encarecer los precios de los bienes transables en moneda internacional. De manera inversa, un país cuyos precios sean más caros tendería a devaluarse.
El problema práctico para comparar los niveles de precios en diferentes países radica en la selección de la canasta adecuada de bienes y servicios. En cada sociedad los gustos, y por lo tanto los patrones de consumo, pueden ser muy diferentes. The Economist propuso un patrón muy especial: utilizar el precio de la hamburguesa Big-Mac, producida por Mc Donald’s. Se basó para ello en el hecho de que se trata de una mercancía estandarizada, debido a las políticas corporativas de la empresa que las fabrica. En su composición, y por lo tanto en sus costos, entran sobre todo bienes transables.
El problema práctico para comparar los niveles de precios en diferentes países radica en la selección de la canasta adecuada de bienes y servicios. En cada sociedad los gustos, y por lo tanto los patrones de consumo, pueden ser muy diferentes. The Economist propuso un patrón muy especial: utilizar el precio de la hamburguesa Big-Mac, producida por Mc Donald’s. Se basó para ello en el hecho de que se trata de una mercancía estandarizada, debido a las políticas corporativas de la empresa que las fabrica. En su composición, y por lo tanto en sus costos, entran sobre todo bienes transables.
Dado lo anterior, si, por ejemplo, tomamos el precio de la hamburguesa en Estados Unidos (medido en dólares) y lo dividimos por su precio en Colombia (medido en pesos), obtenemos una tasa de cambio entre las dos monedas, el peso y el dólar, a la que llamaremos tasa implícita. Esa tasa igualaría el precio de la hamburguesa en los dos países. Al comparar esa tasa con la que se está presentando efectivamente en el mercado, podemos saber si una moneda (en este caso el peso) está sobrevalorada o subvalorada. En el primer caso, lo que podría esperarse es que se presente una devaluación del peso; en el segundo caso, una revaluación.
No siempre la revista incluye los datos sobre Colombia en sus cálculos. Por lo anterior, desde hace algún tiempo yo estoy calculando para utilizar en mis clases la tasa implícita entre el precio colombiano y el dólar, utilizando los precios relativos de la Big-Mac. Todo lo que tengo que hacer es llamar a Mc Donald’s, preguntar por el precio de la Big-Mac, consultar en The Economist el precio de la hamburguesa en USA, y consultar en la página web de la Superfinanciera el valor de la tasa representativa del mercado. Los resultados son los que aparecen en el gráfico adjunto. Se pueden obtener conclusiones interesantes.
A finales de 2002 y principios de 2003, era claro que el peso colombiano estaba fuertemente subvaluado. Recordemos que la crisis de 1999 se había traducido en una fuerte devaluación del peso. Podía predecirse en ese momento una revaluación de nuetra moneda, y ello fue lo que efectivamente ocurrió. A mediados del 2006 ya se había logrado la paridad de equilibrio. Pero el peso continuó revaluándose. El momento más agudo de sobrevaloración del peso ocurrió en Junio de 2008, cuando la diferencia entre la tasa implícita y la TRM llegó al 18%. La corrección exigía una devaluación. Entre Junio del año pasado y finales de Febrero el peso se devaluó un 42%.. Pero fue una sobre-reacción. Como resultado, el peso colombiano estaría hoy subvaluado en un 18%.
No siempre la revista incluye los datos sobre Colombia en sus cálculos. Por lo anterior, desde hace algún tiempo yo estoy calculando para utilizar en mis clases la tasa implícita entre el precio colombiano y el dólar, utilizando los precios relativos de la Big-Mac. Todo lo que tengo que hacer es llamar a Mc Donald’s, preguntar por el precio de la Big-Mac, consultar en The Economist el precio de la hamburguesa en USA, y consultar en la página web de la Superfinanciera el valor de la tasa representativa del mercado. Los resultados son los que aparecen en el gráfico adjunto. Se pueden obtener conclusiones interesantes.
A finales de 2002 y principios de 2003, era claro que el peso colombiano estaba fuertemente subvaluado. Recordemos que la crisis de 1999 se había traducido en una fuerte devaluación del peso. Podía predecirse en ese momento una revaluación de nuetra moneda, y ello fue lo que efectivamente ocurrió. A mediados del 2006 ya se había logrado la paridad de equilibrio. Pero el peso continuó revaluándose. El momento más agudo de sobrevaloración del peso ocurrió en Junio de 2008, cuando la diferencia entre la tasa implícita y la TRM llegó al 18%. La corrección exigía una devaluación. Entre Junio del año pasado y finales de Febrero el peso se devaluó un 42%.. Pero fue una sobre-reacción. Como resultado, el peso colombiano estaría hoy subvaluado en un 18%.
Quien quiera apostarle a que esta situación se corrija debería vender dólares. El problema es que este sencillo modelo predice tendencias de largo plazo, no orienta al especulador sobre el momento preciso de hacer su apuesta. Como lo muestra el gráfico, las subvaloraciones o sobrevaloraciones pueden tomar tiempo en corregirse.
Por otra parte, la prudencia me aconseja incluir una clásula en este blog: su autor no se hace responsable por las pérdidas en que incurra quienes sigan sus consejos. De todas maneras, buena suerte.
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Gracias.