
A raíz de la crisis diplomática que se ha presentado con el gobierno venezolano, es conveniente mirar la importancia que tiene para Colombia el comercio con el vecino país. No hay duda que las cifras indican un gran crecimiento en los últimos años. Entre 2005 y 2008 el peso de las exportaciones venezolanas pasó del 10% al 16%. Las ventas al vecino país explicaron un 25% del crecimiento total de las exportaciones colombianas en el mismo período.
Es necesario, sin embargo, mirar más allá de las cifras globales, y apreciar las consecuencias del régimen de cambios que existe hoy en día en Venezuela. Desde el año 2003, el gobierno de ese país estableció un rígido sistema de control cambiario, y se crea la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Se supone que este organismo compra las divisas generadas por las exportaciones de Venezuela, y atiende las demandas del sector importador. Lo hace a una tasa fija que desde el 2004 es de 2144Bs (2,14 Bolívares Fuertes). La demanda por dólares para importaciones, para financiar las salidas de capitales o simplemente por especulación, es bastante superior a la que puede atender CADIVI. Como consecuencia lógica, se ha creado un mercado paralelo en el cual el precio del dólar es considerablemente superior al oficial. La última cotización conocida es de 6,7 BF por dólar, más de tres veces el valor de venta de CADIVI.
Como siempre que existen este tipo de controles, se presenta la oportunidad para operaciones de arbitraje. Este consiste básicamente en comprar los dólares a la tasa baja ofrecida por CADIVI y venderlos después en el mercado libre. Se obtendría una utilidad a las tasas de hoy, del 313%. Pero ello no es tan fácil: se necesita al menos la apariencia de una operación legal.
Para tener acceso al mercado oficial se necesita obtener una autorización y demostrar que con ella se va a pagar una importación previamente autorizada. El arbitraje operaría entonces de la siguiente manera: un exportador a Venezuela vende un producto en dólares a un precio que está bastante por encima del precio normal. El comprador en Venezuela registra la importación y logra la posibilidad de comprar los dólares en el mercado oficial. La empresa importadora venezolana vende el producto a sus clientes, y como hubo sobrefacturación, lo más probable es que le falten bolívares para poder pagarle a CADIVI el valor de los dólares comprados. El exportador extranjero le envía en físico los dólares que necesita para que los venda en el mercado oficial y obtenga los bolívares que le hacen falta.
En un trabajo de grado del programa de Magister en Administración de la Universidad de los Andes1 , que tuve la oportunidad de dirigir, sus autores utilizan este ejemplo:
"Consideremos un exportador que generalmente vende hacia Venezuela kilos de carne. El precio de mercado de un kg ha estado alrededor de US$2. Para aprovechar esta situación, exporta 10000 kilos (10 toneladas) y los factura a US$5. Cuando él mismo o su cliente en Venezuela importa la carne, la nacionaliza y se la vende a sus clientes locales. Sin duda les vende en Bolívares, pero para este ejemplo asumamos que vende esos kilos al precio de mercado, sin ninguna utilidad. ….Obtiene entonces Bs 42 millones. Pero el valor registrado por la importación es de BS 105 millones (US$50000 a una tasa de cambio oficial de $2100 por dólar). Para conseguir los bolívares adicionales, debe llevar al mercado paralelo US$10.500 (asumiendo que la tasa en el mercado paralelo está a $6000 Bolívares por dólar), que los lleva desde Colombia (posiblemente adquiridos también en el mercado paralelo colombiano, en donde, a diferencia del venezolano, el precio del dólar es más barato que el oficial). Queda entonces cerrada la operación. El exportador colombiano invirtió los US$20000 de la carne, más los US$10.500 que tuvo que llevar para vender en el mercado paralelo, para un total de US$30.500. A cambio recibió del importador, a través del Gobierno Venezolano, US$50.000. Obtuvo una utilidad del 64%. Obviamente hay riesgos importantes en el negocio. El CADIVI puede demorarse en autorizar los giros. Es necesario llevar a Venezuela los dólares en efectivo. Pero aún así, es un negocio bastante rentable".
Los mismos autores de este trabajo de grado hicieron un hallazgo interesante. El valor por kilo (resultado de dividir el monto en dólares por el peso registrado) en dólares en algunas posiciones arancelarias correspondiente a exportaciones colombianas a Venezuela aumentó entre 2005 y 2008 entre un 400% y un 500%, evolución que difícilmente puede ser consecuencia del comportamiento normal de los precios.
Existe claramente un incentivo para sobrefacturar las exportaciones a Venezuela, y algunos agentes económicos lo están aprovechando. ¿Qué porcentaje de comercio hacia Venezuela es real y qué porcentaje es consecuencia de este incentivo a la sobrefacturación? Bastante difícil de saberlo.
Es necesario, sin embargo, mirar más allá de las cifras globales, y apreciar las consecuencias del régimen de cambios que existe hoy en día en Venezuela. Desde el año 2003, el gobierno de ese país estableció un rígido sistema de control cambiario, y se crea la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Se supone que este organismo compra las divisas generadas por las exportaciones de Venezuela, y atiende las demandas del sector importador. Lo hace a una tasa fija que desde el 2004 es de 2144Bs (2,14 Bolívares Fuertes). La demanda por dólares para importaciones, para financiar las salidas de capitales o simplemente por especulación, es bastante superior a la que puede atender CADIVI. Como consecuencia lógica, se ha creado un mercado paralelo en el cual el precio del dólar es considerablemente superior al oficial. La última cotización conocida es de 6,7 BF por dólar, más de tres veces el valor de venta de CADIVI.
Como siempre que existen este tipo de controles, se presenta la oportunidad para operaciones de arbitraje. Este consiste básicamente en comprar los dólares a la tasa baja ofrecida por CADIVI y venderlos después en el mercado libre. Se obtendría una utilidad a las tasas de hoy, del 313%. Pero ello no es tan fácil: se necesita al menos la apariencia de una operación legal.
Para tener acceso al mercado oficial se necesita obtener una autorización y demostrar que con ella se va a pagar una importación previamente autorizada. El arbitraje operaría entonces de la siguiente manera: un exportador a Venezuela vende un producto en dólares a un precio que está bastante por encima del precio normal. El comprador en Venezuela registra la importación y logra la posibilidad de comprar los dólares en el mercado oficial. La empresa importadora venezolana vende el producto a sus clientes, y como hubo sobrefacturación, lo más probable es que le falten bolívares para poder pagarle a CADIVI el valor de los dólares comprados. El exportador extranjero le envía en físico los dólares que necesita para que los venda en el mercado oficial y obtenga los bolívares que le hacen falta.
En un trabajo de grado del programa de Magister en Administración de la Universidad de los Andes1 , que tuve la oportunidad de dirigir, sus autores utilizan este ejemplo:
"Consideremos un exportador que generalmente vende hacia Venezuela kilos de carne. El precio de mercado de un kg ha estado alrededor de US$2. Para aprovechar esta situación, exporta 10000 kilos (10 toneladas) y los factura a US$5. Cuando él mismo o su cliente en Venezuela importa la carne, la nacionaliza y se la vende a sus clientes locales. Sin duda les vende en Bolívares, pero para este ejemplo asumamos que vende esos kilos al precio de mercado, sin ninguna utilidad. ….Obtiene entonces Bs 42 millones. Pero el valor registrado por la importación es de BS 105 millones (US$50000 a una tasa de cambio oficial de $2100 por dólar). Para conseguir los bolívares adicionales, debe llevar al mercado paralelo US$10.500 (asumiendo que la tasa en el mercado paralelo está a $6000 Bolívares por dólar), que los lleva desde Colombia (posiblemente adquiridos también en el mercado paralelo colombiano, en donde, a diferencia del venezolano, el precio del dólar es más barato que el oficial). Queda entonces cerrada la operación. El exportador colombiano invirtió los US$20000 de la carne, más los US$10.500 que tuvo que llevar para vender en el mercado paralelo, para un total de US$30.500. A cambio recibió del importador, a través del Gobierno Venezolano, US$50.000. Obtuvo una utilidad del 64%. Obviamente hay riesgos importantes en el negocio. El CADIVI puede demorarse en autorizar los giros. Es necesario llevar a Venezuela los dólares en efectivo. Pero aún así, es un negocio bastante rentable".
Los mismos autores de este trabajo de grado hicieron un hallazgo interesante. El valor por kilo (resultado de dividir el monto en dólares por el peso registrado) en dólares en algunas posiciones arancelarias correspondiente a exportaciones colombianas a Venezuela aumentó entre 2005 y 2008 entre un 400% y un 500%, evolución que difícilmente puede ser consecuencia del comportamiento normal de los precios.
Existe claramente un incentivo para sobrefacturar las exportaciones a Venezuela, y algunos agentes económicos lo están aprovechando. ¿Qué porcentaje de comercio hacia Venezuela es real y qué porcentaje es consecuencia de este incentivo a la sobrefacturación? Bastante difícil de saberlo.
1 Salomón Stroth, Nicolás Gómez. Consecuencias en el comercio y empresas colombianas del control cambiario venezolano. Proyecto de Grado. Universidad de los Andes, Facultad de Administración, programa MAF. Bogotá, Junio de 2009. Para mayor comprensión de los lectores de este blog, realicé algunos pequeños cambios en la redacción.
Comentarios
Voy a tratar de "resumirla" y enlazarla en mi proprio blog.
Saludos, Doppiafila