Según los datos del DANE, la economía se desaceleró notablemente en el tercer trimestre del año pasado. Las consecuencias del invierno todavía no están contabilizadas.

Los datos sobre crecimiento económico publicados por el DANE, con cifras para el tercer trimestre del año 2010 (ver gráfico de arriba), muestran una clara desaceleración desde el primer trimestre, cuando se obtuvo un crecimiento anualizado del 5,53% en el segundo semestre a uno del 0,85% anual. Como lo hemos explicado en otras entradas anteriores de este blog, aquí hemos trabajado con la con la metodología utilizada en muchos otros países (no en Colombia) , entre ellos Estados Unidos, que se basa en convertir la tasa registrada en el trimestre en su equivalente anual: es decir, se trata de calcular cuánto crecería la economía en un año si la dinámica observada en el trimestre se mantuviera (hemos explicado este punto en dos anteriores entrada, ver aquí y aquí).
El análisis del crecimiento económico desde un punto de vista coyuntural se realiza mirando los factores de la demanda sobre los bienes y servicios producidos en el país. Esta demanda puede provenir del consumo de las personas, del gasto del gobierno, de la inversión, y de las exportaciones. Las importaciones significan una sustracción a esa demanda ( y por lo tanto al producto, en la medida en la que es una demanda que se atiende con productos y servicios producidos en otros países.
¿Qué ocasionó esa desaceleración notable en el tercer trimestre? Fundamentalmente el consumo del gobierno (caída anualizada del 4,5% ) y de las exportaciones ( del 4,2%). A su vez, el valor real de las importaciones subió en un equivalente anualizado del 16% anual. Esto dos últimos fenómenos (caída en la exportaciones y alza en las importaciones) pueden estar asociados a la importante revaluación del peso colombiano. Recordemos que entre septiembre de 2009 y del 2010 esta revaluación fue del 7% en términos nominales (19% en términos reales).
Las perspectivas para el cuarto trimestre no pintan bien. Los desastres asociados con el invierno van a afectar las cifras de la producción agrícola (ya se está viendo su efecto en la inflación anual de alimentos registrada en el mes de diciembre) así como del transporte.
Pero los efectos del invierno tienen una dimensión adicional. Las pérdidas en activos físicos privados o públicos (casas de habitación, cultivos, locales comerciales, carreteras, diques, etc), no se reflejan normalmente en las cifras del Producto Interno Bruto. Se supone que el desgaste natural de dichos activos (la depreciación) se contabiliza en el PRODUCTO INTERNO NETO, que normalmente no es objeto de análisis. En Colombia, dichas cifras ni siquiera se publican de manera regular, por las difultades asociadas con su medición.
Si se tratara de medir de manera real el Producto Interno Neto, que nos indicaría de una manera más clara la generación neta de riqueza en el país, sería necesario cuantificar las pérdidas producidas por el invierno y que han afectado los patrimonios públicos y privados. Cálculos iniciales del gobierno estiman dichas pérdidas en $10 billones de pesos, algo así como el 2% del PIB ( no está claro el origen de estas cifras ni mucho menos su metodología de cálculo). A lo anterior habría que añadir los ingresos que dejan de recibir todos los agentes económicos (empresas y trabajadores) por la inutilidad de estos activos, cifras que deberían reflejarse en los trimestres siguientes.
Las tareas de indemnización a los afectados, y de reconstrucción de la infraestructura destruida van a generar crecimiento, pero del producto BRUTO, Si se logra una indemnización y una reconstrucción total, el país logrará llegar a unos niveles del producto NETO iguales a los que existían anteriormente. Estas sutilezas estadísticas, tan importantes desde el punto de vista del bienestar de la población, no se tienen en cuenta normalmente en las cifras oficiales.

Los datos sobre crecimiento económico publicados por el DANE, con cifras para el tercer trimestre del año 2010 (ver gráfico de arriba), muestran una clara desaceleración desde el primer trimestre, cuando se obtuvo un crecimiento anualizado del 5,53% en el segundo semestre a uno del 0,85% anual. Como lo hemos explicado en otras entradas anteriores de este blog, aquí hemos trabajado con la con la metodología utilizada en muchos otros países (no en Colombia) , entre ellos Estados Unidos, que se basa en convertir la tasa registrada en el trimestre en su equivalente anual: es decir, se trata de calcular cuánto crecería la economía en un año si la dinámica observada en el trimestre se mantuviera (hemos explicado este punto en dos anteriores entrada, ver aquí y aquí).
El análisis del crecimiento económico desde un punto de vista coyuntural se realiza mirando los factores de la demanda sobre los bienes y servicios producidos en el país. Esta demanda puede provenir del consumo de las personas, del gasto del gobierno, de la inversión, y de las exportaciones. Las importaciones significan una sustracción a esa demanda ( y por lo tanto al producto, en la medida en la que es una demanda que se atiende con productos y servicios producidos en otros países.
¿Qué ocasionó esa desaceleración notable en el tercer trimestre? Fundamentalmente el consumo del gobierno (caída anualizada del 4,5% ) y de las exportaciones ( del 4,2%). A su vez, el valor real de las importaciones subió en un equivalente anualizado del 16% anual. Esto dos últimos fenómenos (caída en la exportaciones y alza en las importaciones) pueden estar asociados a la importante revaluación del peso colombiano. Recordemos que entre septiembre de 2009 y del 2010 esta revaluación fue del 7% en términos nominales (19% en términos reales).
Las perspectivas para el cuarto trimestre no pintan bien. Los desastres asociados con el invierno van a afectar las cifras de la producción agrícola (ya se está viendo su efecto en la inflación anual de alimentos registrada en el mes de diciembre) así como del transporte.
Pero los efectos del invierno tienen una dimensión adicional. Las pérdidas en activos físicos privados o públicos (casas de habitación, cultivos, locales comerciales, carreteras, diques, etc), no se reflejan normalmente en las cifras del Producto Interno Bruto. Se supone que el desgaste natural de dichos activos (la depreciación) se contabiliza en el PRODUCTO INTERNO NETO, que normalmente no es objeto de análisis. En Colombia, dichas cifras ni siquiera se publican de manera regular, por las difultades asociadas con su medición.
Si se tratara de medir de manera real el Producto Interno Neto, que nos indicaría de una manera más clara la generación neta de riqueza en el país, sería necesario cuantificar las pérdidas producidas por el invierno y que han afectado los patrimonios públicos y privados. Cálculos iniciales del gobierno estiman dichas pérdidas en $10 billones de pesos, algo así como el 2% del PIB ( no está claro el origen de estas cifras ni mucho menos su metodología de cálculo). A lo anterior habría que añadir los ingresos que dejan de recibir todos los agentes económicos (empresas y trabajadores) por la inutilidad de estos activos, cifras que deberían reflejarse en los trimestres siguientes.
Las tareas de indemnización a los afectados, y de reconstrucción de la infraestructura destruida van a generar crecimiento, pero del producto BRUTO, Si se logra una indemnización y una reconstrucción total, el país logrará llegar a unos niveles del producto NETO iguales a los que existían anteriormente. Estas sutilezas estadísticas, tan importantes desde el punto de vista del bienestar de la población, no se tienen en cuenta normalmente en las cifras oficiales.
Comentarios
La economía está llena de sutilezas estadísticas. Si la catastrofe invernal ya implica un costo bastante alto medido de manera dudosa, mejor ni pensar si la medición incluyera los costos externos en la autoestima de los damnificados, su desmoralización y frustración. Menos mal la estadística económica no puede medirlo todo!